Hace más de un año que estos inseparables amigos visitan el sector donde comienza el cerro Orolonco para alimentar a zorros y aves del sector a los cuales incluso les han colocado hasta nombres.

Cuando hoy vemos que la atención está centrada en la tragedia que viven crianceros y agricultores por la falta de agua y alimentos, Iván Salinas conductor de Buses JM y vecino de Rinconada de Silva, a quien todo el mundo conoce como el huaso Iván, junto a su padre Daniel de 90 años de edad y  su inseparable amigo, el popular Loco Mandiola, llevan más de un año visitando el sector del cerro Orolonco hasta donde cada siete días llevan en promedio 80 litros de agua, pan, carne y alimento para zorros y aves del sector.

La mañana de este domingo fuimos testigos de cómo al llegar al lugar a lo menos cuatro zorros comenzaron a seguir el vehículo del huaso Iván y este comenzó a llamarlos por sus nombres, donde estos animales se acercaban sin ningún miedo y demostrando ya el vínculo afectivo que se ha formado entre ellos al igual que una variada cantidad de aves que llegaban a tomar agua en los distintos bebederos que se instalaron en distintos lugares.

“Es una emoción muy grande, ver estos animalitos que ya no tienen agua, todas las vertientes que aquí antes habían se han secado, y usted ve que estaban esperando el agua y el alimento, llegan al lado de nosotros, les tenemos hasta nombre y es un compromiso que sagradamente cumplimos en venir a verlos y traerles sobre todo el agua, pues aquí ya no queda ni una gota, los pájaros que aquí llegan vienen de muy lejos, incluso ya conocen nuestro vehículo y les picamos el pan para que puedan alimentarse también y nuestra única intención es ayudar a estos pobres animales que también están sufriendo por la falta de agua y alimento”, señaló el huaso Iván.

El popular loco Mandiola agregó que uno de los motivos principales es evitar que los zorros que están en peligro de extinción bajen hacia los sectores poblados, donde producto de la falta de agua y alimento comienzan a matar gallinas y por ende son cazados, quedan enredados en lazos y muchas veces los mismos perros terminan por matarlos, por eso que suben cada siete días a llevarles agua y alimento.

Una hermosa iniciativa que seguramente no todos compartirán pero que demuestra como dos inseparables amigos con recursos propios y con un tremendo corazón realizan este noble gesto y han logrado crear un vínculo con estos animales que aunque muchos no creen ya los conocen y que hemos dado cuenta en este pequeño reportaje.

Patricio Gallardo M.