Una extensa y delicada operación que lo mantiene en la unidad de cuidados intensivos del Hospital San Camilo de San Felipe.

Por Patricio Gallardo M.

Arturo Zúñiga propietario de bodega El Clérigo [Foto Portada] y quien por años a base de esfuerzo y trabajo se han ganado un prestigio a nivel nacional donde orgullosamente se presentan como una pequeña empresa putaendina, vive momentos difíciles tras una delicada operación por una agresivo y repentino cáncer que lo ha afectado.

De sonrisa fácil, educado y de una sencillez admirable, Arturo se ha ganado un reconocimiento entre sus pares que lo conocen en cientos de ferias donde se ha presentado con sus tradicionales productos como pipeño, vino añejo, vino dulce, chicha, chacolí, cola de mono, menta, canelita y varios otros productos más que prepara artesanalmente en su bodega de calle Brasil, la misma que en reiteradas ocasiones han tratado de cerrarla y demolerla.

Enfrentado las dificultades de la vida, pero siempre con su sonrisa inconfundible Arturo Zúñiga comenzó con malestares estomacales que lo llevaron en varias ocasiones a Hospitales de la zona hasta que que después de varios exámenes se pudo comprobar que padece una grave enfermedad y una cáncer.

El pasado 25 de Octubre, Arturo libró su primera gran batalla en una operación de más de 7 horas que el equipo médico del Hospital San Camilo realizó y que es de una lata complejidad conocido como procedimiento de Whipple, (pancreaticoduodenectomía) es una operación para extirpar la cabeza del páncreas, la primera parte del intestino delgado (duodeno), la vesícula biliar y el conducto biliar. Los órganos restantes se reconectan para que puedas digerir los alimentos normalmente después de la cirugía.

Hoy, Arturo Zúñiga permanece en la UCI del hospital San Camilo, con los cuidados necesarios post operataorios, y con la firme decisión de enfrentar este duro trance con toda las ganas, las mismas que ha tenido para enfrentar también los difíciles momentos que la vida le ha presentado y con las mismas ganas que espera en Dios seguir teniendo ´para seguir preparando sus productos en su bodega “El Clérigo”.

La vida me ha regalado la suerte y la bendición de conocer personas maravillosas en este trabajo y una de ellas ha sido mi amigo Arturo, el mismo de interminables conversaciones, anécdotas, risas y donde en más de una ocasión me entregó un concejo con las experiencia de los años, una palabra de aliento, un abrazo, un apretón de manos cuando no lo pedimos, pero en silencio también lo necesitamos.

No me cabe y no nos cabe dudas que Arturo, saldrá adelante de este duro momento y más temprano que tarde esperamos en Dios verlo en lo suyo, preparando sus licores, haciendo lo que le apasiona y llena pues hoy somos muchos los que estamos orando por su recuperación y muchos más los que tenemos que darles gracias por haberlo conocido.