• La especie endémica que solo habita en nuestro país, se distribuye entre el sur de la región de Coquimbo y el Valle del Aconcagua. Además, se encuentra catalogada en peligro de extinción.
  • Fuente: El Trabajo.cl

El biólogo Arón Cádiz Véliz, quien desde el 2015 se dedica a la botánica, ha trabajado en el estudio de plantas enfocándose, principalmente, en la flora de Putaendo y el Valle del Aconcagua. Dentro de sus investigaciones, identificó en la cordillera andina a 2.500 metros de altura, precisamente en el sector Las Tejas del río Rocín, una especie de arbusto perteneciente a la familia Asteraceae, la cual se encuentra bajo las especies en peligro de extinción y amenazada por la gran minería.

La novedosa flora, que fue la tercera muestra recolectada para el análisis, lleva el nombre científico ‘Haplopappus teillieri’, en honor al botánico Sebastián Teillier, hijo del poeta Jorge Teillier, quien  también encontró esta planta en el Valle de Alicahue, pero no la identificó.

Para llevar a cabo la investigación, Arón, en conjunto con Nicolás GarcíaVanessa Morales y Macarena Villalobos, investigadores expertos en el grupo, basaron su estudio a partir de ejemplares de Putaendo, Laguna del Copín, Alicahue y Choapa.

Respecto al desarrollo del análisis, el biólogo dijo que «es un trabajo que se inició más o menos el año 2016 y toda la recopilación de datos culminó durante el año 2022. Se hizo prácticamente un barrido de todas las cuencas cordilleranas de Putaendo, que son el estero el Chalaco, el río Rocín, el río Hidalgo y entonces, ya tenía un amplio conocimiento de la flora particular de esta área, sin embargo, el año 2020 subimos al sector alto de Las Tejas, un sector conocido como ‘Los Hoyos’, pero es parte del sector Las Tejas, justamente donde se pretende instalar el proyecto minero Vizcachitas.

«Esa vez subimos junto con la gente del SAG apoyando la recuperación de unas cámaras trampas que se habían ido a instalar para el monitoreo de guanacos, y en ese contexto, encontré este arbusto que en ese momento no tenía flores, tenía solamente hojas y restos de algunas flores, pero no tenía toda la estructura necesaria para poder hacer una buena identificación, entonces colecté este material y lo empecé a revisar a partir de la bibliografía disponible del género Haplopappus», señaló Cadíz.

Con base en los estudios previos en conjunto con otros investigadores, los biólogos pudieron dar cuenta de que se trataba de una especie nueva para la ciencia porque no existía una especie registrada con tales características. «Fue hasta el año 2023 en enero, que fuimos a ese sector en conjunto con la gente de la junta de vigilancia del río de Putaendo, y pudimos acceder a este lugar y encontramos la planta con flores y ahí nos dimos cuenta, a partir de toda esta estructura que estaba disponible, con lo que podíamos hacer una buena identificación, y que se trataba de una especie nueva.

«A partir de esas muestras del herbario, lo que hicimos fue hacer un mapa con la distribución de esta especie, que son puntos de ocurrencia y se estableció lo que se llama una categoría de conservación. Las categorías de conservación se designan a partir de criterios que son internacionales y son estandarizados. Nosotros utilizamos esta guía estandarizada para poder designarle la categoría de conservación y así esta especie quedaría en peligro de extinción oficialmente, porque tiene una distribución muy restringida y además porque hay solamente cuatro poblaciones conocidas».

Dentro de las principales amenazas que tiene la nueva especie, Arón Cadíz explicó que «esta planta se encuentra en peligro de extinción y en este caso la principal amenaza que tiene esta plantita, es la gran minería, no solamente en Putaendo, sino que también en el sur de la Región de Coquimbo, ahí también hay harta minería muy cercana a las áreas donde se encuentra esta especie, entonces esas son las principales amenazas de esta plantita».

Ante tal descubrimiento, los investigadores pretenden ingresar el arbusto al proceso de clasificación de especies del Ministerio del Medio Ambiente para una categorización de conservación formal. «Nosotros en este ‘paper’ lo que hicimos fue proponer una categoría, pero luego el Ministerio es el que designa esa categoría final y queda bajo esta clasificación oficial que tiene un peso también sobre las políticas públicas», mencionó el biólogo.

Finalmente, sobre la importancia de la investigación, el experto en botánica sostuvo que «la gran parte de la diversidad de plantas y de organismos en Chile central es más o menos bien conocida porque es un área donde está la mayor población humana y también están los centros de estudios más importantes, entonces uno piensa que ya está todo, que ya se conoce todo, sin embargo, nos hemos dado cuenta de que eso no es tan así y que falta mucho por investigar. A pesar de que esta zona está muy cercana a Santiago y Valparaíso, era una zona que no tenía prácticamente nada, nada de investigación y a partir de este trabajo hemos estado, digamos, rellenando esos vacíos de información que nos han permitido ir avanzando en el conocimiento de nuestra biodiversidad.

«También le da una relevancia a nuestra cordillera porque es una especie única, está solamente aquí y en ningún otro lugar del planeta, y además genera un sentido de identidad, entonces la idea es que ojalá en algún futuro poder cultivar estas plantas y que sean parte de los jardines, y generar ese vínculo entre el humano y la población local», cerró.